miércoles, 2 de enero de 2013

La Corte del Rey de España y los Jesuitas durante el pleito por la tenuta del Ducado de Gandía (1740-1755).

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Una de las primeras versiones del sello de la Compañía de Jesús (Iglesia del Gesù, Roma). El trigrama "IHS", comprendido por las tres primeras letras griegas de "IHΣOYΣ" (Jesús), posteriormente interpretado como "Iesus Hominum Salvator", Jesús, Salvador de la Humanidad.
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El enfrentamiento con Portugal por la colonia de Sacramento (Virreinato del río de la Plata), desde la que se facilitaba el contrabando británico por el Río de la Plata inició las tensiones de la Corona Española con la Compañía de Jesús. José de Carvajal y Lancaster (Secretario de Estado de Fernando VI) consiguió en 1750 que Portugal renunciase a tal colonia y a su pretensión de libre navegación por el Río de la Plata. A cambio, España cedió a Portugal dos zonas en la frontera brasileña, una en la Amazonía y la otra en el sur, en la que se encontraban siete de las treinta reducciones guariníes de los jesuitas. Los españoles tuvieron que expulsar a los misioneros jesuitas, lo que generó un enfrentamiento con los guaraníes que duró once años.
El conflicto de las reducciones provocó una crisis en la Corte Española. El marqués de Ensenada (Consejero de Estado), favorable a los jesuitas, y el padre Rábago, confesor del Rey y miembro de la Compañía de Jesús, fueron destituidos, acusados de entorpecer los acuerdos con Portugal.
El jesuita Francisco Rábago y Noriega  fue nombrado confesor real de Fernando VI (Reinado entre 1746-1759) el año 1747, cargo que ostentaría hasta 1755, en que fue cesado. Gracias ese puesto, consiguió influir sobre diversos asuntos de Estado, como el concordato entre España y la Santa Sede de 1750, o la erección del Obispado de Santander en 1754, logrando que un año más tarde se concediera a la capital cántabra el título de ciudad. También fue nombrado Director de la Biblioteca Nacional. Se opuso al tratado de Madrid de 1750, firmado con Portugal, y defendió las reducciones del Paraguay.
Fue amigo personal y confidente del Papa Benedicto XIV y del Marqués de la Ensenada. Su influjo sobre éste hizo que fuera buscado por aquellos que deseaban contactar con él. A la muerte de José de Cravajal y Lancaster (Secretario de Estado de Fernando VI) y con la caída del Marqués de la Ensenada, el Padre Francisco Rábago tuvo que dejar su cargo.
Ejerció como profesor en las universidades de Valladolid, Salamanca, La Sorbona, y del Sacro Colegio Romano.
Los Jesuitas fueron los confesores de los primeros borbones Felipe V (Reinado de 1700 a 1746, con una interrupción de 229 días que le sucedió su hijo Luis en el año 1724 que murió) y Fernando VI hasta 1755, en que cuestiones de política exterior (tratado de límites con Portugal) y la caída del marqués de la Ensenada (cercano a los jesuitas) llevaron a la citada destitución del Padre Rábago y el nombramiento de sacerdotes seculares como confesores.
La expulsión de los jesuitas (1767) tras el motín de Esquilache (1766) tuvo lugar durante el reinado de Carlos III, con un franciscano en el cargo de confesor, el Padre Eleta.
Los gobiernos ilustrados de la Europa del siglo XVIII se propusieron acabar con la Compañía de Jesús por su defensa incondicional del Papado, su actividad intelectual, su poder financiero y su influjo político. Ciertamente se habían ganado poderosos enemigos: los partidarios del absolutismo, los jansenistas y los filósofos franceses (Voltaire, Montesquieu, Diderot). No faltaron tampoco las intrigas de ciertos grupos en la misma Roma. El contexto político europeo se caracterizó en estos años por el advenimiento del llamado Despotismo Ilustrado y por un declive notorio del prestigio político del Papado y la voluntad política de los Borbones y de la Corona Portuguesa de robustecerse en detrimento de la Iglesia.

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os Jesuitas eran los principales apoderados en el pleito por  la tenuta, los Padres Generales de Quito y su provincia, y el General de Indias en la Corte Española eran los representantes legales  por la parte de D. Francisco José de Borja y Paz Duque de Estrada y posteriormente de su hijo. Tuvieron que tomar decisiones y dar ordenes. 

En este post del blog, sitúo la posición política de los Jesuitas en la Corte Española, durante el tiempo que se prolongó el pleito de la tenuta del Ducado de Gandía (1740-1755). No hay que olvidar que como en la actualidad, el poder judicial no era independiente a mitad del siglo XVIII, obedecía y dependía del Rey, recibía influencias de los Grandes Señores de su Corte Real, y de la Iglesia.

Los Jesuitas eran los principales apoderados para el pleito, los Padres Generales de Quito y su provincia, y el General de Indias en la Corte Española eran los representantes legales  por la parte de D. Francisco José de Borja y Paz Duque de Estrada y posteriormente de su hijo. Tuvieron que tomar decisiones y dar ordenes a los abogados, procuradores y archiveros. 
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